sábado, 16 de abril de 2016

LOS 11 ÁRBOLES MÁS BONITOS DE ESPAÑA

Nuestros campos poseen algunos de los árboles más bonitos del mundo. Árboles bajo los que dan ganas de tumbarse para meditar sobre el paso del tiempo, en los que firmar importantes documentos, en los que afianzar alianzas. Era necesario que defendiésemos un poco el patrimonio natural español. He aquí algunos de los patriarcas de los bosques más emblemáticos de nuestra geografía:

 

1) El abuelo de Viveiro (Lugo)

Es viejo, y por eso le ha asaltado el encogimiento propio de la edad. El Avó de Chavín, de Souto de Retorta, estaba considerado hasta hace unos años como el eucalipto más alto de toda España, pero desde 2010 se sabe que los hongos que tiene a sus pies le han hecho perder altura. Pero poco tiene que envidiar a los más dotados: este eucalipto tiene 67 metros de altura.

 

 2) Castaño Santo de Istan (Málaga)

En el Hoyo del Bote, en la Sierra Real de Istán, está el que probablemente sea el árbol más antiguo de toda la provincia de Málaga. Este enorme y antiquísimo ejemplar de castaño pudo haber presenciado la rebelión de los moriscos que tuvo lugar 1568. Antes de eso, en 1501, es de donde pudo sacar su nombre actual, ya que se dice que bajo sus ramas dio ahí el rey Fernando el Católico una misa. Sea como fuere, el Castaño Santo se encuentra bello paraje que, según los que lo han conocido, merece mucho la pena visitar.

 

 3) Drago milenario (Tenerife)

Tenerife también saca pecho con su Drago Milenario, considerado por los antiguos habitantes de las Canarias como un árbol divino. Según las antiguas leyendas, los dragones, al morir, se convertían en dragos, y muy maravilloso debía ser el ejemplar que falleció en el actual municipio español de Icod de los Vinos 1000 años atrás. La fama de esta especie, la Dracoena Draco deriva además de su longevidad y de su resina: un jugo que al condensarse adquiere el color de la sangre y al que se le atribuyen propiedades curativas.

 

4) Pino de El Galapán (Jaén)

Se dice que el nombre del Galapán se lo pusieron “por ser tan espigado y buen mozo” y pinta tiene, no hay más que ver su envidiable porte para saber que es un partidazo que podrías presentar a tus padres sin pasar vergüenza. Además, es joven. Su edad, de unos 400 años, no es la de los milenarios que puede haber alrededor de esta zona del Parque Natural de la Sierra de Segura, en Jaén. Sí, este pino laricio es un tesoro para los vecinos del municipio de Santiago-Pontones, con más cariño aun si, como se sospecha, es una anomalía histórica: por la época de la que procede, la tala era el pilar económico de la zona y la actividad forestal era especialmente intensa en esa zona.

 

5) Farga de Arion (Tarragona)

¿Son muchos 1700 años para un árbol? Sí, tanto a nivel nacional como internacional, este olivo monumental de Ulldecona es el ejemplar fechado más antiguo de la Península, y está asimismo entre los más viejos de todo el mundo. Si quieres tumbarte a la sombra de un pedazo de materia viva que ha contemplado algo así como un tercio de la historia de la humanidad, tendrás que ir a este municipio de Tarragona.

 

6) La carrasca de Lecina (Aragón)

La carrasca (palabra aragonesa para denominar a la encina) es uno de los símbolos naturales mejor conservados de Lecina, emblemático paraje en el corazón de la Sierra de Guara de Aragón. A la carrasca ella están ligadas muchas leyendas de lobos, brujas y otras tradiciones de esa zona, y a la vida de este árbol milenario se vinculan pactos secretos, bodas secretas y fotos de familia. Sigue dando buenas bellotas, con lo que se espera que continúe su buena salud por mucho, mucho tiempo.

 

7) Tejo de Bermiego (Asturias)

Declarado Monumento Natural en 1995, El tejo de Bermiego, en Quirós es uno de los puntos más insignes para el municipio. Los tejos eran árboles sagrados para los celtas, por lo que podemos pensar que bajo la sombra del Teixo l'iglesia oraron varias generaciones de lugareños. No está del todo sano, ha tenido algunos incidentes, pero para tener mil años se conserva estupendamente.

 

8) Metasequoia de Lourizán (Pontevedra)

 

La Metasequoia glyptostroboides del Pazo de Lourizán es más majestuosa en directo de lo que podría parecer en esta foto. Esta cónica silueta también es muy excepcional en el panorama forestal ibérico: se trata de un árbol de desarrollo rápido originario de la región china de Sichuan-Hubei. Eso sí: es el más tierno ejemplar de todos los que verás en esta lista: sus 34 metros de altura los ha ganado en sus apenas 70 años de vida. Es joven, pero tiene mucho valor: esta metasequoia pontevedresa produce desde hace tiempo sus propias semillas, contribuyendo a la supervivencia de una especie que hasta hace setenta años se creía extinta.

 

9) Pino-Roble de Canicosa de la Sierra (Burgos)

 

Este vale por dos. No en todos los parajes encuentras siameses arbóreos, hasta el punto de que este insólito modelo de convivencia entre un roble de 250 años y un pino de 130 es único en el mundo. Su fusión se debió a la oquedad del roble, en la que pudo germinar el pino. Muy orgullosos están los de Canicosa de este milagro natural que conservan en El Piquillo. Si crees que esta foto no es lo suficientemente espectacular, pincha aquí.

 

10) El Arce de la Silla de Felipe II

Había que meter un árbol de copa bien frondosa y aquí está. También conocida como el Arce de Montpellier, vive en una de las parcelas turísticas del bello paraje de San Lorenzo de El Escorial, junto a la famosa silla del monarca Felipe II. Dicen que hay que visitarlo tanto en verano como en otoño, porque en la época otoñal sus extrañas hojas toman un encendido color rojizo.

 

11) Castaños del Arroyo del Temblar (Cáceres)

 

El de esta foto es el Castaño Bronco, un árbol que exuda personalidad por los cuatro costados. Y no está sólo. A él le acompañan otros tantos castaños en esta finca privada de la zona del Valle del Ambroz, por donde la población de Segura de Toro en Cáceres. Bronco, con su tronco en espiral, es el más carismático de los cinco, pero esta panda bien podría merecerse una serie propia, por ejemplo, El Retorcío, con su tronco formado por gruesos paquetes de fibras que van girando, es inconfundible. Tienen todos ellos algo más de medio siglo y se dice que dan las castañas más dulces de la región… y por eso su acceso está vetado desde los últimos años en época de recogida de frutos.

 

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